IVA son las siglas que representan al Impuesto sobre el Valor Agregado: es un impuesto de tipo indirecto destinado a gravar el consumo. Es decir que cada artículo comprado y cada servicio recibido tiene un incremento de un porcentaje en el precio.
Por tanto, son los consumidores finales los que pagan el IVA dentro del precio de los servicios y productos que adquieren.
Por otro lado, los Responsables Inscriptos y los comerciantes están obligados a discriminar el IVA al momento de vender sus productos o servicios, para luego pagar el impuesto mediante la declaración de dicho monto en la AFIP.
En Argentina existen las llamadas alícuotas, que son tres tasas de IVA, a saber:
Los Responsables Inscriptos deben presentar cada mes su declaración jurada de IVA, el cual se determina tomando el IVA de las ventas del negocio (es decir, el que cobra el contribuyente) y deduciendo el IVA de las compras del negocio (lo que paga el contribuyente), recuperándolo. Los que no presentan IVA son los Monotributistas.
El contribuyente está obligado a presentar de forma mensual el IVA, una vez inscripto ante la AFIP en el impuesto. Se calcula mediante un sistema de débitos y créditos los cuales dan por resultado el monto a pagar. El débito fiscal es el IVA que se genera cuando vende un producto o un servicio un Responsable Inscripto. La factura puede ser A o B, según la condición de IVA del comprador. El crédito fiscal es el IVA que resulta de una compra de un Responsable Inscripto a otro. En ese caso, la factura tiene agregado un importe en concepto de IVA.
Esa es la teoría de cómo se calcula el IVA. Si bien luce sencilla, dadas las variables a tener en cuenta, es una actividad compleja en la que se pueden cometer errores, que incluso pueden llegar a considerarse delitos fiscales. Es por eso que se recomienda que el cálculo y la presentación del IVA lo realicen profesionales contables.
Algunas empresas están obligadas a percibir de las compras o retener de las ventas un monto adicional de IVA en concepto de impuesto adelantado. También puede suceder con otro impuesto, como por ejemplo Ingresos Brutos. Estas empresas son designadas por AFIP como “agente recaudador”, es decir, agente de percepción en distintos regímenes.
El monto en general es del 3% de la factura. Hay agentes de percepción de IVA (los cuales perciben un adicional del total de la factura, por lo que hay que pagar más) y agentes de retención (el cual deberá retener una parte del total de la factura que emitida, y pagar menos).
Hay actividades no sujetas al IVA, por lo que no existe obligación tributaria ni hecho imponible. Algunas de esas actividades pueden ser: exportación de servicios, actividades sociales, deportivas, educativas o culturales y operaciones médicas y sanitarias, entre otras.
En 1991, el contexto de la Argentina presidida por Carlos Menen era apocalíptico: la inflación del 1344% que coronaba el final de los años ochenta era insostenible.
Para combatirlo, el ministro de economía Felipe Cavallo implementó la Ley de Convertibilidad como parte de una política económica en la que se ponían todas las herramientas disponibles en uso con el objetivo de terminar con la hiperinflación. La convertibilidad es un recurso en el cual se fija el valor de una moneda con el de otra considerada más estable (aunque también existe la posibilidad de atarla al valor de otro patrón, como por ejemplo el oro). Este sistema permite evitar saltos inesperados en la cotización de una moneda y lograr previsibilidad.
Como contracara, esta rigidez monetaria puede llegar a causar sobrevaloración o subvaloración, en tanto que impide que la elasticidad de la moneda corrija estas situaciones.
La Ley de Convertibilidad decretada en Argentina el 27 de marzo de 1991 disponía la utilización de un cambio fijo –lo que comúnmente se conoció como el “1 a 1”, atando el “peso convertible” al dólar-. A su vez, prohibió que el Banco Central financiara políticas fiscales expansivas y permitió usar el dólar para todas las operaciones económicas para lograr una apertura comercial y financiera.
Entre sus beneficios, la convertibilidad aplacó la inflación, la cual pasó a 25% en los primeros doce meses posteriores a su aplicación. Esta estabilidad permitió un crecimiento en el país luego del estancado desempeño de la década anterior. Pero esta política también se encontró con limitaciones: el abaratamiento de las importaciones, producido por el 1 a 1, en conjunto con la apertura financiera y comercial, deterioró la industria nacional, dado que incentivaba las compras al exterior frente a la producción local. Sumado a eso, al estar limitadas las capacidades estatales, el Gobierno no pudo implementar políticas que permitieran, entre otras cosas, contrarrestar el fuerte aumento del desempleo.
En el período que fue desde 1991 hasta los años 2000, el déficit promedio anual fue de 4.1% del Producto Bruto Interno, creció el gasto y también la deuda externa de manera notable. La apertura comercial descontrolada, la baja de los salarios y el desempleo causaron estragos en el sector industrial. El régimen económico tuvo como característica un aumento de la desigualdad social y la pobreza, como también un aumento drástico en el número de personas que vivían en la indigencia.
En artículos anteriores hemos visto a qué se le llama “el valor del dinero” y la estrecha relación que tiene con la tasa de interés. En ese esquema, hay un tercer factor fundamental que desarrollaremos aquí: la inflación.
¿Qué es la inflación? Es el aumento sostenido y generalizado, normalmente en el período de un año, de los precios de bienes y servicios en un país. En ese contexto, con cada unidad de moneda se adquieren menos bienes y servicios. En ese sentido, la inflación es un espejo de la disminución del poder adquisitivo de la moneda. Para medir el crecimiento de la inflación se utilizan índices.
Según sus causas, existen tres tipos de inflación:
También hay una clasificación de la inflación según la magnitud de su aumento: moderada, cuando el aumento de los precios se da de forma lenta, permitiendo que las personas se fíen del precio de las cosas a corto plazo; galopante, cuando los precios aumentan las tasas de a dos o tres dígitos, el dinero pierde su valor de velozmente y las personas viven con el dinero suficiente y el resto tratan de resguardarlo; hiperinflación, cuando el índice de precios aumenta a un cincuenta por ciento mensual, lo que habla de una crisis económica severa, la gente busca gastar el dinero antes de que pierda su valor.
En una de las formas de detener la inflación, la tasa de interés de la deuda pública es aumentada por los bancos centrales. Así también, la tasa de interés en los préstamos al consumo se incrementa. Por tanto, la demanda de productos es frenada por el aumento de las tasas de interés del consumo. La contracara de esta aproximación, es que al frenar la demanda de productos, se frena la industria que los produce, con sus consecuencias negativas.
En un artículo anterior nos hicimos la siguiente pregunta: ¿qué precio tiene el uso del dinero? De la cual, después de algunos análisis, devino la definición de la tasa de interés. Pero tanto el dinero como otros bienes (o cualquier mercancía) tienen su valor en el mercado, dividiéndose en dos: valor de uso y valor de cambio.
Un objeto define su valor de uso por su valor para satisfacer una necesidad.
Esta forma de definirlo se refiere a los rasgos de un objeto gracias a los cuales nos permite satisfacer distintos tipos de necesidades, desde las básicas biológicas (como comer) hasta las que refieren a la cultura o el ocio (como leer o escuchar música).
El valor de cambio es el valor que un objeto tiene en el mercado. Se mide por el dinero y se expresa en términos cuantitativos. Determinado por las leyes del mercado, dos objetos pueden tener el mismo valor de cambio y sin embargo tener valores de uso totalmente distintos, como por ejemplo una computadora y una moto. Estos dos conceptos nos ayudan a entender que en el mercado todo tiene un valor de uso y un valor de cambio. Incluidos la fuerza de trabajo y el dinero en sí mismo. Ni siquiera este último mantiene su valor en el tiempo: el dinero cambia su valor según se reciba o se pague en distintos puntos del tiempo.
El concepto del valor del dinero está profundamente relacionado con otros dos conceptos de igual necesidad: inflación y tasa de interés.
Las cosas van aumentando de precio constantemente. Eso disminuye el valor del dinero que poseemos. A ese fenómeno se lo conoce como inflación. Para compensar esto, hay otro fenómeno en el cual el dinero se puede invertir para generar más dinero al cabo de un tiempo: el dinero que se genera es en efecto la tasa de interés. Esta es una tasa de retorno que refleja la relación que tiene un flujo de dinero en diferentes fechas, y hace que el valor del dinero cambie de una forma equivalente a la inflación.
Hay diferentes fórmulas para calcular el valor del dinero en el tiempo, según queramos saber, por ejemplo, el valor futuro de un flujo en efectivo o el valor presente de un flujo de efectivo futuro. Para ello es necesario utilizar las matemáticas financieras, utilizando sus herramientas de cálculo para establecer el valor del dinero en el tiempo mediante interés simple, compuesto, valor presente y valor futuro del dinero, entre otras.
En el artículo anterior nos hemos referido al precio del dinero, es decir, el precio que se paga por utilizar una cantidad de dinero determinada en un marco de tiempo previamente estipulado. Así llegamos a la tasa de interés: en una operación financiera, el valor de la tasa de interés es indicativo del porcentaje de interés que se debe pagar como contraprestación por la utilización del dinero.
Al momento de pedir un préstamo, por ejemplo, hay que conocer el producto y considerar distintos aspectos, los cuales van a variar si se trata de un préstamo personal, de un préstamos para una PyME u otros. Y hay que considerar las características técnicas de cada tipo de préstamo. Entre ellas se destaca la tasa de interés, pudiendo ser principalmente de dos tipos: tasa de interés simple y tasa de interés compuesta.
La tasa de interés simple es aquella en la que el interés obtenido al momento de finalizar cada período del préstamo no se suma al capital inicial a fin de generar nuevos intereses. El interés simple siempre se calcula en base a nuestro capital inicial. Y los intereses obtenidos en un período no se reinvierten en el siguiente. Como conclusión sencilla, el interés obtenido en cada período es el mismo.
Podemos entonces resumir la tasa de interés simple en tres características principales: el capital inicial se mantiene igual durante toda la operación; el interés no se modifica, es decir, es el mismo para cada uno de los períodos de la operación; la tasa de interés se aplica sobre el capital invertido inicialmente.
Seguramente a esta altura ya pueden intuir dónde radica la diferencia entre el interés simple y el interés compuesto. Cuando se aplica una tasa de interés compuesta, los intereses conseguidos en cada período se van sumando al capital inicial, con lo que se generan nuevos y mayores intereses. A diferencia de la tasa de interés simple, aquí los intereses no se pagan a su vencimiento sino que se van acumulando al capital, el cual crece al final de cada período y por tanto también lo hace el interés generado en base a un capital mayor.
Las características de la tasa de interés compuesta son: los intereses se acumulan sobre el capital inicial, el cual va aumentando; la tasa de interés se aplica sobre ese capital en aumento; los intereses se incrementan.
Al momento de elegir con qué tasa de interés se quiere trabajar hay que evaluar la disponibilidad de los intereses y la rentabilidad que se pretende.
Al trabajar con dinero se nos presenta una pregunta básica: ¿qué precio tiene el uso del dinero? Encontrarnos con una respuesta afirmativa nos deriva a una pregunta más específica: ¿qué es la tasa de interés?
La tasa de interés (o también a menudo encontrada como tipo de interés) es, de forma llana y directa, el precio del dinero: esto es, el precio que se paga por utilizar una cantidad de dinero determinada en un marco de tiempo previamente estipulado. En una operación financiera, el valor de la tasa de interés es indicativo del porcentaje de interés que se debe pagar como contraprestación por la utilización del dinero.
El dinero tiene un precio que debe pagarse para poder adquirirlo, aunque sea de manera temporaria. En esto, no es diferente de servicios o bienes. Su uso tiene un precio, el cual se calcula en porcentaje sobre un capital principal. Habitualmente se expresa en términos porcentuales y anuales. Por esto es que se le conoce como el precio del dinero al tipo de interés.
A manera de ejemplo: si presto a un banco 1.000 pesos y al término de un año el banco me devuelve 1.010 pesos, el interés del préstamo realizado son 10 pesos, en términos porcentuales 1%. Ese 1% (10 sobre 1000) es el precio que le cobro al banco por haberle prestado mi dinero.
También en un esquema similar al de los bienes y servicios, el tipo de interés está atado en gran parte a la oferta y la demanda. Por decirlo de cierta manera, lo establece el mercado mismo. En términos simples, cuando la tasa de interés sea menor, habrá mayor demanda de recursos financieros. En contraposición, cuando la tasa de interés es mayor, menor será la demanda de los mismos recursos. Se puede establecer que la relación de oferta con la tasa de interés es directa, porque cuanto mayor sea, mayor será la predisposición general a prestar dinero, y se querrá prestar menos dinero si el tipo de interés es más bajo.
En un equilibrio de las variables vistas en el párrafo anterior se establece el tipo de interés. Pero sí existen otras variables que pueden incidir directamente como, por ejemplo, la inflación proyectada en un año. También, la prima por liquidez, el tipo de interés real de la deuda pública, el riesgo de interés de cada plazo de vencimiento o la primera por riesgo de crédito del emisor.
Para completar el panorama, el banco central del país fija un tipo de interés del conjunto de los factores mencionados. El control de las mismas le permite aplicar políticas económicas ya sean restrictivas o expansivas.
En momentos de crisis en los que las diferentes alternativas de inversión no poseen grandes perspectivas, aquellas personas que cuentan con fondos líquidos buscan opciones que les permitan, de mínima, vencer la inflación y, de máxima, incrementar su patrimonio.
Entre las opciones más populares, el dólar tiene restricciones que no lo hacen de fácil acceso y la tasa que pagan los plazos fijos son menores al aumento real de precios.
Dentro de este contexto, hay un instrumento que permite salir de la burbuja argentina y apostar a un crecimiento a mediano y largo plazo de grandes compañías internacionales: los “Cedears”.
¿Qué son los Cedears? Sus siglas se refieren a Certificados de Depósitos Argentinos y son, en una explicación simple, acciones que cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires de empresas no argentinas. Con la compra de los Cedears, el inversor adquiere una acción o paquete de acciones de una compañía internacional. Así, un inversor de Argentina puede adquirir acciones de compañías del exterior que cotizan en mercados extranjeros como el Nasdaq, el FTSE, el NYSE, entre otros, sin tener una cuenta fuera del país, con la posibilidad incluso de hacerlo en pesos.
Para acceder a este tipo de instrumentos es necesario operar en el mercado de capitales con una cuenta comitente activa. Dado que la equivalencia entre un Cedear no es de 1:1 con las acciones internacionales, existe un ratio de conversión que varía según la compañía. El listado completo se encuentra en la web de Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA), pero por ejemplo un Cedear de McDonald’s en la Bolsa de Buenos Aires equivale a una cuarta parte de la misma empresa en el Nasdaq, por lo que el ratio es de 4.
Las ventajas de invertir en Cedaers son varias. Las empresas suelen pagar dividendos en dólares, lo que permite obtener una renta en una moneda fuerte. El riesgo local es mínimo en su incidencia, porque los activos cotizan en el exterior y dependen de la macroeconomía del país en el que residen. Y pueden suscribirse en moneda local sin por eso perder la oportunidad de actuar en el mercado internacional.
Al momento de elegir, hay que tener en cuenta cuestiones tales como la posibilidad de crecimiento de la empresa, el rubro en el que se desarrolla, el país de residencia, analizar sus balances y la evolución del tipo de cambio, entre otros.
Para completar el panorama, es necesario diversificar nuestras inversiones, a fin de estar más resguardado de la volatilidad de las cotizaciones bursátiles de Argentina, por lo que es bueno contar con instrumentos de otros países o variantes como los fondos comunes de inversión, vistos con anterioridad en este blog.
Cuando un grupo de personas tienen objetivos parecidos a la hora de invertir su dinero pueden aportarlo para que un profesional capacitado lo administre, invirtiéndolo en distintas carteras diversificadas de activos. Esto es lo que constituye un Fondo Común de Inversión (FCI, sus siglas).
Si bien en Argentina todavía no es una herramienta financiera muy popular, en el resto del mundo –sobre todo en los países desarrollados- es uno de los instrumentos de inversión más utilizados, junto con las compañías de seguros y los bancos comerciales.
Los Fondos Comunes de Inversión pueden ser clasificados según distintas cuestiones, desde la capacidad para recuperar los activos hasta si cotizan en Bolsa y/o Mercados.
Las clasificaciones son:
*FONDOS CERRADOS: son aquellos en los que las “cuotapartes” (esto es, el derecho de copropiedad indivisa sobre el patrimonio de un FCI que tiene quien invierte en él) cotizan en Mercados y/o Bolsas. En este caso, la liquidez depende de la oferta y la demanda, siendo limitado el número de cuotapartes.
*FONDOS ABIERTOS: son aquellos en los que el cliente puede comprar (acción que técnicamente se llama “suscribir”) y vender (“rescatar”) cuotapartes a su voluntad, ya que no tiene cotización en Bolsas o Mercados. Las participaciones se rescatan en la Sociedad Depositaria, en la Sociedad Gerente o los Agentes Colocadores.
De acuerdo al objetivo de inversión que tengan, los Fondos Comunes de Inversión pueden clasificarse en:
*FONDOS DE LIQUIDEZ (MERCADO DE DINERO): es la opción más conservadora, ideal para los que quieren invertir su dinero a corto plazo. Está libre de las fluctuaciones de precios y tienen liquidez inmediata.
*FONDOS DE BONOS O RENTA FIJA: poseen fluctuaciones de precios moderados, como así también lo es su rendimiento. Es un tipo de inversión a mediano y largo plazo.
*FONDOS MIXTOS: Su rendimiento y riesgo dependen de cómo se comporten los activos financieros que combinan, estos son, acciones, plazos fijos y bonos.
*FONDOS DE ACCIONES O DE RENTA VARIABLE: es una inversión a largo plazo. Su rendimiento es potencialmente elevado, pero están sujetos a las posibles fluctuaciones de precios de los mercados bursátiles.
Los Fondos Comunes de Inversión son una herramienta versátil que posibilita tanto el ahorro o la inversión a corto plazo, como una ganancia mayor a mediano y largo plazo, aun cuando no se disponga del tiempo o la capacidad para administrar el dinero de forma personal. Gracias a la diversidad de Fondos, es posible encontrar uno que se adecue a la necesidad de cada persona.
El teléfono celular se ha convertido en la herramienta de mayor uso cotidiano para las personas. Con él se realizan todo tipo de actividades: tener una reunión de trabajo, consultar un mapa, sacar fotografías o la obviedad de comunicarse, entre tantas otras. En los últimos tiempos, han aumentado las compras online a través de los dispositivos móviles y el manejo de las cuentas bancarias. Es lógico entonces pensar en completar este panorama financiero con un instrumento en el celular que nos permita llevar un registro de todas estas actividades que hacemos y las que podríamos hacer en un futuro. Para ello ya existen muchas aplicaciones para el control de gastos. Orientadas a distintos usos específicos, todas ayudan a tener un mayor dominio sobre la plata que ingresa, los gastos y las inversiones.
En lo que va del año en Argentina, el aumento de la inflación ha superado largamente el aumento de los ingresos (lamentablemente, esta afirmación se aplica a la mayoría de los años). Eso significa que la capacidad de consumo desciende. Este escenario se puede paliar de dos maneras: buscando más ingresos y achicando los gastos. Con las apps de control de gastos gratuitas y de fácil uso, se pueden organizar los consumos, identificar dónde se realizan gastos inútiles y establecer de antemano los ahorros en caso de ser posible, entre otras cosas.
Cada una de estas apps tiene características específicas que las hacen atractivas para distintos tipos de usuarios, pero por supuesto que comparten algunos rasgos en su funcionalidad. El requisito básico para todas las apps de control de gastos es cargar los ingresos y anotar los gastos. Cuanto más minucioso sea este proceso, más efectivas van a ser las resoluciones que se tomen a partir de estos datos. Las aplicaciones darán la posibilidad de ordenar los gastos por categorías: comida, gastos, regalos, hogar, esparcimiento, viáticos, etc. Por último, se verá mediante gráficos sencillos de entender en qué se gasta el dinero y cuál es el presupuesto restante.
Algunas aplicaciones tienen la opción de vincular la cuenta directo con las tarjetas de crédito, a fin de no omitir nada y cargar automáticamente los pagos que se realizan en ella.
Es importante remarcar que todas ofrecen la posibilidad de establecer una contraseña. Es fundamental proteger este tipo de datos.
A la hora de ajustar egresos o planificar inversiones específicas o extraordinarias, se puede observar con precisión en qué categorías se realizan el grueso de gastos, dónde los gastos innecesarios o aquellos que son susceptibles de recortes. Por último, estas apps permiten establecer parámetros de ahorro, según porcentaje de los ingresos o bien a través de un monto fijo.
Algunas de las aplicaciones de control de gastos más populares son: Monefay, Mobils, Spendee, Splitwise y MoneyWiz.
Definimos las finanzas personales como la administración de bienes y dinero de una persona o grupo familiar. Esto incluye –pero no se limita a: los ingresos de dinero, los gastos, los bienes materiales, cualquier tipo de inversión financiera, seguros, créditos, etc.
La gestión de las finanzas personales trata de la aplicación de los principios generales de las finanzas a los recursos familiares o de una persona, para presupuestar, ahorrar, invertir y gastar los recursos que posea teniendo en cuenta riesgos financieros y acontecimientos de la vida en su totalidad.
Para realizar una gestión de las finanzas personales exitosa hay que prestar atención a seis áreas fundamentales. Estas son:
Un encare profesional de estas y otras cuestiones permitirá que la gestión de finanzas personales se exitosa a fin de maximizar posibilidades de crecimiento y minimizar los riesgos.
Los préstamos con cheque son una modalidad cada vez más frecuente para aquellos que desean obtener dinero de forma sencilla y veloz pero no pueden acceder a un préstamo tradicional en alguna entidad bancaria por no poder presentar algún tipo de aval, como puede ser una constancia de ingresos o recibo de sueldo de algún tipo.
Los que más suelen volcarse a los préstamos personales con chequera bancaria son los monotributistas y emprendedores con PyMEs. Las motivaciones son de distinta índole, pero en general está relacionado a la diferencia en las tasas de interés, o sencillamente a alguna dificultad enacceder a los préstamos bancarios tradicionales o préstamos personales con DNI.
En épocas de dificultades financieras, los préstamos personales con cheque se vuelven una solución atendible dado que, para los que tienen una cuenta en un banco (ya sea cuenta corriente, caja de ahorro o algún otro), contar con una chequera bancaria es muy accesible.
No sólo su facilidad de acceso los vuelve prácticos a este tipo de préstamos. Al tener tasas de interés competitivas se convierten en una opción seductora. Además, no requieren que el solicitante demuestre ingresos, garantías o aportes de ningún tipo. Basta poseer la chequera bancaria para poder emitir cheques personales a fin de solicitar el préstamo.
También es un punto a favor el tiempo de otorgamiento: al tener tan pocos requisitos, la mayoría suele resolverse en un marco no mayor a las 24 horas. Y en tren de sumar ventajas, el objetivo al que se destinará el dinero no tiene mayor relevancia a la hora de solicitar un préstamo con cheque. Por más variado que sea su uso (inversión, renovación o construcción, adquisición de servicios, compra de bienes personales), no tendrá que ser determinado al momento de solicitar el préstamo.
Más allá de las ventajas enumeradas, sí habrá que contar con determinados requisitos para acceder al préstamo con chequera:
Una PyME es una micro, pequeña o mediana empresa que realiza sus actividades en el país, en sectores que van desde lo comercial, servicios y comercio a industria, minería y agropecuario. Según la actividad, puede estar integrada por varias personas y sus ventas totales anuales en pesos no pueden superar los montos establecidos según su categoría.
Para formar parte de Registro de Empresas MiPyMES de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se establecen categorías, según las ventas totales anuales, la actividad declarada, el valor de los activos o la cantidad de empleados según rubro o sector de la empresa. No podrán inscribirse en el Registro aquellas micro, pequeñas o medianas empresas que controlen o estén controladas y/o vinculadas a otras empresas o grupos económicos nacionales o extranjeros que no reúnan los requisitos requeridos.
Las PyMEs pueden acceder a ciertos créditos, cumpliendo distintos requisitos, que varían según la entidad en la que se lo solicita. Algunos de los más habituales son: tener al menos un empleado registrado; tener una facturación anual de entre $1.100.000 y $22.500.000; tener una antigüedad mínima de 2 años desde el inicio de operaciones; y ser persona jurídica (S.A., S.R.L., S.A.S., S.C.A. etc.).
El otorgamiento de este tipo de créditos para negocios va a depender de muchos factores, entre ellos del monto solicitado, el plazo convenido a pagar, el perfil crediticio de la PyME. También puede entrar en consideración el destino del crédito para el negocio (sea ampliación de oficina, compra de maquinaria o vehículos, inversión en actividad productiva, mobiliarios o capital de trabajo y gastos de evolución).
También hay otro tipo de créditos para emprendedores que están comenzando en su actividad y necesitan de un impulso financiero. Estos microcréditos están destinados a personas con proyectos comerciales y son otorgados por algunos bancos.
Los montos a solicitar van desde $5.000 hasta $800.000 aproximadamente. Y los plazos varían entre doce meses y cinco años. Los requisitos para acceder a este tipo de créditos son variados, yendo desde ser un trabajador independiente, tener una antigüedad mínima de seis meses en el oficio o negocio, contar con buenos antecedentes comerciales, hasta desarrollar la actividad en algunos territorios específicos o poseer DNI.
Cuando este tipo de créditos para PyMEs son otorgados por bancos conllevan ciertos beneficios, como poseer una caja de ahorro en el banco otorgante libre de gastos por la duración del crédito; poseer la tarjeta de débito de dicho banco sin cargo en algunas operaciones, como así también depósitos por caja libre de cargo; préstamos a sola firma; plazos más flexibles; tasas más competitivas.
Un crédito personal es una herramienta muy útil a la hora de planificar una remodelación en la casa, estudiar, armar un viaje, emprender una unidad de negocios o simplemente ordenar tus finanzas. Hay numerosas opciones de préstamos personales online a disposición. Utilizando los simuladores ofrecidos se puede definir el monto y el plazo conveniente para saber el monto real otorgado y el interés a pagar, entre otras cosas.
Para solicitar un préstamo en un banco en general hay que ser cliente del mismo, pudiendo acceder así al banking online o incluso desde alguna red de cajeros. Habitualmente se pueden gestionar en cualquier momento del día y cuentan con acreditación automática. En caso de no contar con un préstamo personal preaprobado, el otorgamiento del crédito solicitado será evaluado por un equipo técnico del banco. El plazo de rechazo o aceptación puede durar hasta treinta días luego de entregada la documentación necesaria.
El interés a pagar por el crédito dependerá de las tasas del mismo, las cuales se pueden calcular con un simulador online. La precancelación de cuotas o la cancelación anticipada del préstamo suele ser una posibilidad. Puede haber una comisión por dicha acción, aunque puede no haberla según el caso (una posibilidad es que haya pasado un cuarto del plazo original de financiación, por ejemplo). Los montos disponibles para los créditos personales dependen del banco o entidad financiera.
El sistema de amortización para los préstamos utilizado habitualmente es el conocido como “francés”: indica que la cuota pura (la cual está compuesta por el capital más el interés) es siempre igual durante toda la vida del préstamo.
En los préstamos que tributen IVA (impuesto al valor agregado), el valor de dicho impuesto irá disminuyendo con el pasar de cada cuota por lo que la misma será decreciente.
En el caso de los créditos personales bancarios, la cuota se paga a través del débito automático en la cuenta que posea el beneficiario en el banco.
Una cuestión habitual en este tipo de créditos es el impuesto al sello: es un tributo que alcanza, entre otras, a las operaciones de préstamo de dinero. Una vez otorgada el alta del préstamo a través de alguna de las sucursales del banco, el mismo retiene el impuesto al inicio, deduciéndolo del monto total acordado. En caso de haber solicitado el préstamo online, el impuesto se retiene en cada cuota a pagar.
A partir del 1 de julio comenzó la operatoria del cheque electrónico, denominado “ECHEQ”. Esta metodología servirá para hacer y recibir cheques generados a través de canales electrónicos.
Esta “chequera digital” es una idea impulsada por el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Mediante esta innovación pretende simplificar las operaciones y, a la vez, reducir sus costos.
La normativa obliga a las entidades financieras a recibir depósitos de ECHEQs. Su emisión –que no es obligatoria- está disponible para cuentas corrientes y se espera que comience a crecer gradualmente.
La emisión y el depósito de los ECHEQs serán funciones exclusivas de las entidades financieras. El ECHEQ será realizado y circulará por medios totalmente electrónicos, ya sea a través de las mismas entidades financieras o de infraestructuras del mercado financiero que posean autorización.
En las Comunicaciones “A6725”, “A6726” y “A6727” del BCRA, el Directorio informó tres normas que complementan el instrumento a fin de mejorar la operatoria. Las mismas incluyen modificaciones a la reglamentación de la cuenta corriente bancaria, a las cuestiones operativas (generación electrónica de cheques, acuerdo sobre el truncamiento, entre otras) y la certificación para ejercer acciones civiles.
El ECHEQ cuenta con muchas ventajas. Entre las principales podemos destacar la simplificación del proceso de emisión, endoso y circulación a través de canales digitales. La posibilidad de endosar sin límites. Una mejora en la seguridad, como así también la disminución de motivos de rechazo. Y la reducción de los costos operativos.
Se espera que el sector PYME reciba con alegría la noticia, dado que el cheque electrónico, al poder realizarse de forma remota y online, reducirá los costos de traslado, operacionales y de verificación de documentos.
El Banco Central confirma con esta medida su compromiso es pos de fomentar brindar mejor calidad al sistema financiero y modernizar el sistema de pagos.
El ECHEQ es un cheque electrónico que posee las mismas funcionalidades que un cheque físico pero, obviamente, tiene un proceso distinto. Para emitir o recibir un ECHEQ hay que seguir los siguientes pasos:
Ingresar al HOME BANKING y elegir la opción en su cuenta corriente que dice “Emitir ECHEQ” (esto aplica para personas humanas o jurídicas).
Completar los campos solicitados: fecha, fecha de pago (en caso de ser diferido), monto y CUIT del destinatario.
Clickear "finalizar" para que el ECHEQ se emita.
El destinatario del ECHEQ será avisado de que tiene un cheque a su favor (esto lo hará su banco o alguna de las infraestructuras de mercados financieros autorizados).
El destinatario debe aceptar o desconocer el ECHEQ.
Si lo acepta, tiene las siguientes operaciones para continuar: depositarlo en una de sus cuentas, endosarlo, endosarlo para su negociación en el mercado de valores o ponerlo en custodia.
Para finalizar, debe considerarse que sólo pueden emitir ECHEQs los titulares de cuentas corrientes, pero pueden depositarse en cuentas corrientes o cajas de ahorro.
Y que en esta primera etapa de lanzamiento sólo podrán recibir ECHEQs las personas bancarizadas, dejando para la segunda etapa de implementación la posibilidad de cobrarlo por ventanilla.
Un préstamo personal es un contrato en el que intervienen dos partes, por un lado, la entidad financiera que lo otorga y, por el otro, el prestatario que es el beneficiario de una cantidad de dinero y quien contrae la obligación de que devolver dicho efectivo junto con el pago, además, de unos intereses pactados y los gastos derivados de la operación.
Los préstamos personales son un tipo de préstamo que se suele utilizar para financiar una necesidad específica en un momento dado si no se tiene ahorrado dinero suficiente para hacer frente a ese gasto, como un coche, viajes, estudios en el extranjero o de postgrado, muebles, reformas, etc., y, generalmente, de un valor no muy alto. Los préstamos personales también son conocidos como préstamos al consumo. Por lo general, las entidades ofertan infinidad de préstamos personales con distintos nombres comerciales como puede ser préstamos coche, préstamo vacaciones, préstamos boda, etc. Todos ellos son prácticamente lo mismo con unas pequeñas diferencias.
Antes de concederle un préstamo, la entidad financiera realizará un estudio de viabilidad para valorar su capacidad de pago donde se contemplarán sobre todo sus ingresos mensuales y sus compromisos de pago como otras deudas pendientes para estimar si va a poder pagar las cuotas mensuales del préstamo sin dificultades. Así mismo, la finalidad de esta verificación previa es ver que no se pida el préstamo para cancelar otro préstamo y entrar así en un círculo vicioso de dependencia. El dinero que se pide debe ser utilizado para comprar un producto o para solventar una operación particular.
El importe del préstamo, el plazo y el tipo de interés determinan la cuota mensual a pagar. Cuanto mayor es el plazo, menor será la cuota mensual, pero el coste total será más alto porque estará pagando intereses durante más tiempo.
Características: Para poder optar por el préstamo que más nos conviene debemos tener en cuenta las siguientes detalles:
Tipo de interés. Comisiones de apertura y cancelación (total o parcial). Otros gastos. Plazo de amortización (el tiempo para devolver el dinero prestado). Importe de la cuota mensual (vendrá determinado por la TAE y el plazo). Documentación requerida.
Tipo de interés: El tipo de interés es el precio que la entidad financiera cobrará por prestarnos dinero. Al momento de decidir dónde vamos a tomar el préstamo no solo debemos ver el interés nominal sino también la Tasa Nominal Anual (TNA) o el Costo Financiero Total Nominal Anual (CFTNA). El TNA es el dato más utilizado por los clientes de entidades financieras para contrastar las diferentes rentabilidades que ofrecen los productos bancarios. Mientras que el CFTNA es una medida mucho más completa sobre la rentabilidad que la TNA debido a que tiene en cuenta las posibles comisiones o gastos que nos puedan aplicar. También debemos prestar atención a la TEA o Tasa Efectiva Anual, que es el interés que efectivamente se aplicará si abrimos un préstamo Estás tasas nos va a permitir conocer cuál va a ser el coste efectivo o real de la operación en un periodo anual. (511)